viernes, 30 de marzo de 2018

Las Sectas (o Iglesias) Satánicas. 2. Los Paladistas. (Satanistas teístas).




Los “paladistas” (de Palas, el titán que en la mitología griega representaba la sabiduría) quizá sean los únicos satánicos verdaderos, o al menos los que más se acercan a la idea popular del satanismo, en el sentido de que adoran, en efecto, a Satán, al que consideran un ente sobrenatural real, y practican rituales de magia negra para conseguir su favor. Este tipo de credo también recibe los nombres de “Satanismo tradicional” o “Satanismo espiritual”.

Al contrario que la Wicca, cuyas raíces hay que buscarlas en la brujería tradicional campesina, y aún antes, en los ritos neolíticos de fertilidad de la Diosa Madre, el satanismo paladiano o teista es mucho más reciente: Surge en Europa hacia el siglo XV – XVI como contraposición a la férrea represión social, de la que es cómplice una Iglesia cristiana corrupta, que señala que el orden de este mundo injusto está dictado por Dios: Él ha puesto a los poderosos nobles, con el rey a la cabeza, en lo alto de la jerarquía social, y debajo de ellos al clero, aplaudiéndoles con las orejas y cantando alabanzas, mientras la masa popular trabaja para alimentarles a costa de morirse de hambre... En este sentido empiezan a surgir grupos que se cuestionan que la Biblia diga la verdad, y que en el conflicto de los Cielos no resultara perdedor el bando protector del hombre. Es decir, Satanás.

(Los hay que rizan el rizo y señalan como origen del satanismo la adoración del becerro de oro por parte de los judíos mientras Moisés estaba de cháchara con Dios en el monte Sinaí. Esta gente ignora -u omite a posta, que es peor- que el becerro y el toro eran representaciones comunes del dios filisteo Dagán o Dagón. Pero bueno, ya se sabe...) 

Sea como fuere las primeras referencias escritas a movimientos y grupos de adoradores de Satán se encuentran ya en el siglo XVI, en puntos concretos de Francia, Italia, Inglaterra y Rusia (En España y Portugal intentos hay, pero como está también la Inquisición... pues eso). Aunque hay que separar el grano de la paja, debido a la manía de los clérigos a llamar “discípulo del Diablo” a todo supuesto hereje que se alejara de las doctrinas impuestas por Roma (como fue el caso de los “pobres” Dulcinistas en su día) hay algunos casos a lo largo de la historia que, de no ser una perversa invención posterior, son claramente satánicos... y bastante macabros: Las misas negras y los asesinatos rituales de Giles de Rais; los baños de sangre de doncella de la condesa Elizabeth Bathory;  el muy noble parlamentario inglés Francis Dashwood, y su selecto “Club Fuego Infernal”...

Estas actividades se mantienen más o menos clandestinas y aisladas, sin una unidad doctrinal, durante los siglos siguientes, hasta que en 1821 Alexis-Vincent-Charles Berbiguier de Terre-Neuve du Thym (vaya nombrecito, llámenlo Berbiguier a secas, como hacemos todos) publica en Francia “Les Farfadets”, un tratado sobre unos supuestos duendes o demonios que atormentaban al autor. El estudio de la demonología y el satanismo se ponen de  moda entre la burguesía francesa. Jacques Collin de Plancy ha publicado un poco antes (1818) su célebre “Diccionario Infernal”, con lo que los ocultistas y satanistas disponen de un detallado listado de seres diabólicos a los que adorar e invocar (y también las fórmulas y los rituales correctos para hacerlo). Ya en la segunda mitad del siglo XIX entran en escena los demonólogos Eliphas Levi (seudónimo de Adolphe-Luis Constant, por si les interesa); Joris-Karl Huysmans y sobre todo (ya a inicios del siglo XX)  Aleister Crowley quien en 1904 publica su "Libro de la Ley", sentando las bases del satanismo teísta moderno como movimiento contra-cultural (aunque su doctrina se confunda a menudo con la de los Luciferinos).

A nivel de credo y doctrina, entre los Paladianos hay dos corrientes de pensamiento:

Los que creen que el ente llamado “Satanás” es el Mal puro y absoluto, más poderoso en la Tierra que el mismo Dios creador, y realizan diferentes ritos para conseguir su beneplácito y ganarse su favor, ya sea para ganar poder o simplemente para que el Mal no les ataque. Su doctrina es sencilla: es una negación continua de lo que la Iglesia dice que hay que hacer:  Practican el fornicio simplemente para satisfacer su lujuria, se emborrachan y se drogan, no tienen respeto por los bienes ajenos, tratan de ser ante todo egoistas y es común entre ellos la blasfemia. Su símbolo más conocido es la cruz invertida, practican misas negras usando (a veces) como altar una muchacha desnuda y en lugar de la Santa Trinidad Padre-Hijo-Espíritu Santo dirigen sus rezos a la Trinidad diabólica  Lucifer-Satanás-Belcebú. Muchos practican la Magia negra, que ellos llaman de manera eufemística “la senda de la Mano Izquierda” (en contraposición con la magia blanca, llamada “la senda de la Mano Derecha”). Si su credo ha de resumirse en una frase esta sería “hágase MI Voluntad” (en contraposición al Cristianismo que dice “Hágase la Voluntad de Dios”).

Por otro lado hay otro grupo de Paladianos, más cercanos doctrinalmente a los Luciferinos, Ellos creen que Satán es el verdadero Dios, y que el que se autodenomina así es el principio de la Mentira, que ganó la rebelión de los ángeles malvados en el Cielo y que fue Dios-Satán el que fue expulsado a la Tierra. Este segundo grupo tiene una estructura doctrinal más sofisticada y no suele realizar rituales de magia. Consideran que Satanás promueve la libertad de pensamiento, el autoconocimiento... y (como no) el éxito material. No dicta un sistema de moralidad o anti-moralidad; no es el Mal porque no entiende la diferencia entre el Bien y el Mal. Cada ser humano es responsable de sus propias acciones, no debe dar cuenta a ninguna divinidad, ni será juzgado espiritualmente por ello (a nivel de la Ley de los hombres es otra cosa, claro).

Sociedades e iglesias paladistas fueron (o son)

Club Fuego Infernal (1749-1766)
Fue una sociedad de carácter altamente elitista fundada por el Duque de Wharton en 1749. Su doctrina se basaba en el Hedonismo (es decir, la búsqueda del placer por el placer) y un absoluto desprecio hacia la Iglesia Cristiana y sus creencias, que consideraban medievales y retrógradas. El acceso a este club estaba permitido únicamente a aristócratas que hubieran destacado en los campos político e intelectual. A partir de 1752 el club pasó a estar dirigido por el Barón sir Francis Dashwood, miembro del Parlamento inglés, Tesorero Real y Canciller del Reino. Se dijo de ellos que celebraban rituales satánicos y orgías, En realidad había más de lo segundo que de lo primero. Sus reuniones solían ser una bacanal más o menos controlada de alcohol y prostitutas, más que auténticos rituales satánicos.
Fueron miembros del club destacadas figuras de la política inglesa y americana, como Duque de Wharton, Robert Vansittart, Thomas Potter, Francis Duffield, Edward Thompson, Paul Whitehead, John Montagu, Earl of Sandwich, George Bubb Dodington, William Hogarth, John Wilkes y el renombrado masón Benjamin Franklin.

Orden de los Martinistas (1890-actualidad)
Sociedad secreta creada por los ocultistas “Papus” (seudónimo de Gérard Anaclet Vincent Encausse) y  Augustin Chaboseau, siguiendo la doctrina de Martínez de Pasqually (1727-1769), autor del libro “El Tratado de la Reintegración de los Seres a sus originales virtudes, poderes y cualidades”. Profundamente intelectual, sus enseñanzas buscaban el retorno del hombre a su Divinidad, considerando que la Humanidad era hija de Satanás, y por lo tanto habían sido expulsados del Cielo y del Paraíso y perdido su Divinidad, que puede ser recuperada.

Dragon Rouge (1989-actualidad)
También conocida como “Ordo Draconis et Atri Adamantis” fue fundada en Suecia  la noche de Año Nuevo de 1989 por siete jóvenes magos, liderados por el escritor Thomas Karlsson. Esta sociedad ocultista practica la magia negra con fines absolutamente prácticos y egoístas. Básicamente, para ayudar a sus miembros tanto en lo personal como lo laboral, Si uno de ellos progresa, el “Dragón Rojo”, la energía que les une a todos, crece también, por lo que todos se benefician del éxito de su compañero. Les interesa especialmente “el lado oscuro”, es decir, lo que llamamos “el Mal” u “obra de Satán”, pues para ellos no hay existencia completa si no se exploran tanto la luz como la oscuridad. No es una sociedad secreta propiamente dicha, ya que celebra regularmente conferencias y organiza visitas a lugares cargados de poder mágico. Más privadas son las ceremonias, prácticas mágicas y cenas con velada de debate  filosófico.  Existen logias de esta sociedad en Suecia, Alemania, Italia, República Checa, Grecia y Argentina.










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